El término Escuela Nueva se refiere a todo un conjunto de
principios que surgen a finales del siglo XIX y se consolidan en el primer
tercio del siglo XX como alternativa a la enseñanza tradicional. Estos
principios derivaron generalmente de una nueva comprensión de las necesidades de
la infancia.
La Escuela Nueva se plantea como un modelo didáctico y educativo
completamente diferente al tradicional: va a convertir al niño en el centro del
proceso de enseñanza y aprendizaje, lo que se ha denominado paidocentrismo, mientras
que el profesor dejará de ser el punto de referencia fundamental, magistrocentrismo,
para convertirse en un dinamizador de la vida en el aula, al servicio de los
intereses y necesidades de los alumnos.
Intentar
comprender la filosofía educativa del personaje (John Dewey) exige dirigir nuestra
mirada a un movimiento educativo más amplio donde se incluye el movimiento de
la Escuela Nueva, corriente que sin ninguna duda sienta las bases de la pedagogía
contemporánea. Originado en torno a 1875,se trata de un movimiento heterogéneo,
sin que exista un único fundador, sino una serie de personajes carismáticos que
exponen y buscan compartir su visión sobre el hecho educativo.
Decroly,
Montessori, Claparéde, Ferriére, Cousinet, Dewey... poseen sus propias teorías,
su peculiar manera de concebir el ser humano, la sociedad, y, por supuesto, la
educación; pero todos ellos van a coincidir en un cuestionamiento de las formas
tradicionales de enseñanza. De ahí ese calificativo del movimiento, ese
adjetivo de nueva, que expresa ese deseo de ruptura, de renovación de lo que
hasta entonces se había estado desarrollando en la mayoría de las escuelas.
El
apelativo de Escuela Nueva proviene de las primeras instituciones que se
crearon en Gran Bretaña y que se llamaron New Schools, pero en los distintos
países se fue acuñando una terminología propia para definirlo, como éducation
nouvelle, en Francia, Reformpádagogik en Alemania o Progressive Education en
Estados Unidos.
Si el
comienzo de la Escuela Nueva se sitúa alrededor de 1875, su final como
movimiento organizado podría fecharse en 1939, en el caso de Europa, o 1955, en
el caso de Estados Unidos, debido a que la Segunda Guerra Mundial provocó el
término de muchas experiencias y motivó un desencanto frente al optimismo
pedagógico que había predominado en décadas anteriores. Sin embargo, su
influencia, su espíritu, se han mantenido en el tiempo y buena parte de sus
aportaciones se encuentran presentes en la mayor parte de los sistemas educativos
actuales del mundo occidental. Principios como el de actividad, el de
individualización, el de socialización, el de creatividad... están integrados
en el bagaje educacional del siglo XXI.
A la
hora del hablar del contexto histórico de la Escuela Nueva, podemos decir que
fue favorable, ya que sus principios educativos, su metodología y su praxis
escolar sintonizan a la perfección con el tipo de enseñanza que necesitan y
desean las nuevas clases medias, ya constituidas como las fuerzas más modernas y
progresistas de una sociedad que comienza una imparable carrera de cambios y
progreso en campos tan diversos como el político y social o el industrial y
tecnológico.
Debemos
señalar que los movimientos educativos socialista y anarquista nunca estuvieron
integrados en la EN, aunque sí participaron de una parte significativa de
principios y criterios educativos comunes.
En el
contexto histórico de la EN surge una corriente de interés por el estudio
científico del niño y la infancia. La multiplicación de escuelas y del número
de niños, procedentes de ámbitos sociales y económicos distintos, exigió
diversificar los métodos y los principios: ni todos los niños eran iguales ni
podían ser tratados con un mismo patrón.
Por
su parte, en EE.UU encontramos un movimiento parejo a la Escuela Nueva, que
allí recibe el nombre de Escuela Progresista y que se inicia como protesta
frente a la escuela tradicional americana centrada en el profesor y en los
principios educativos clásicos. Este movimiento es difundido por los profesores
de universidad y adoptado por maestros de las escuelas públicas y asociaciones
profesionales con el fin de transformar la sociedad por medio de la educación.
La Escuela Progresista giraba en torno a la filosofía de John Dewey (1859-1952) y adoptó como método de enseñanza el lema: aprender haciendo.
Este
movimiento tuvo una enorme difusión en los EE.UU, sobre todo en el período
alrededor de las dos grandes guerras, aunque empezó a decaer en los años 40
para desaparecer prácticamente después de la 2ª Guerra Mundial.
En lo
referido a los antecedentes, cuatro educadores son considerados precursores del
movimiento de Escuela Nueva: Rousseau, Pestalozzi, Froebel y Herbart. Estos
pedagogos pusieron las bases teóricas de la educación contemporánea que, en buena
parte, sigue vigente en la actualidad. El movimiento de Escuela Nueva,
reconocerá en todo momento la autoridad de dichas figuras pedagógicas como el
sustento de su teoría y praxis educativas.
El
gran hallazgo de Rousseau fue
entender al niño como ser distinto del adulto y sujeto a sus propias leyes de
evolución, plantea una nueva pedagogía y una nueva filosofía de la educación
basadas en los intereses y necesidades del niño y en el desarrollo natural en
libertad.
Pestalozzi concibe la educación del pueblo
como un mecanismo para transformar sus condiciones de vida; se convierte así en
un adelantado en la concepción de la educación al servicio de la transformación
social. Para él, la educación elemental está basada en el desarrollo armónico
de las capacidades intelectuales, afectivas y artísticas. El fundamento
absoluto del conocimiento es la intuición.
Froebel
se apoya en las teorías naturalistas de Rousseau y en la experiencia práctica de
Pestalozzi para diseñar un acabado plan de formación aplicado a la educación de
preescolar. Se muestra contrario a la división artificial por materias y diseña
un método integral de enseñanza-aprendizaje más relacionado con la realidad de
las cosas. Concibe que la educación deba respetar el libre desarrollo de las
capacidades de cada educando, como si se tratara de las plantas de un jardín,
de ahí el nombre genérico de sus instituciones Kindergarten o jardín de niños.
El maestro debe tener esencialmente una función orientadora y estimuladora
apoyándose en el juego. Además de los juegos, propone la música, el dibujo, la
conversación, el modelado y el uso de materiales específicos creados para la
educación de las manos, los dones, que son objetos destinados a enseñar al
alumno en la primera infancia la forma, el color, el movimiento y la materia.
Herbat ha pasado a la historia de la
Pedagogía por ser el primero que elabora una pedagogía científica, apoyándose
en la filosofía y la psicología. En su planteamiento pedagógico, considera que
el fin último es la moralidad y toda la educación debe apuntar en ese sentido.
En el ámbito didáctico desarrolla la teoría de los pasos formales, utilizada posteriormente
por las corrientes educativas más avanzadas.
La
palabra clave del funcionamiento de esta escuela será “actividad”, aprender haciendo
en un ambiente educativo, en el aula transformada en vida social, en asunto de
la sociedad a la que se pertenece. Mobiliario flexible dentro del aula para
adaptarse a situaciones didácticas y de aprendizaje diferente; no existen los
libros como tales sino que se dan pautas de trabajo y de actividad y, con una
programación previa, los maestros y alumnos van construyendo los contenidos a
partir de los intereses y motivaciones de los alumnos, rechazando el
enciclopedismo y el manual escolar.
La
Escuela Nueva, también recibió críticas, la mayor parte de veces
injustificadamente, desvirtuando o malinterpretando sus principios
fundamentales, contra los que arremetieron. La Escuela Nueva fue criticada por
la Iglesia Católica y por grupos reaccionarios a causa de la coeducación de
niños y niñas y de su laicismo. Otros grupos, profesionales o políticos,
criticaron su supuesto antiintelectualismo o el abuso de los sentidos y la
actividad, frente a la disciplina, la memorización y el control de la
inteligencia y la voluntad.
Para
terminar que el ideario de la Escuela Nueva se fue paulatinamente incorporando
a los proyectos educativos de escuelas públicas y privadas e incluso a las
mismas leyes, llegando a darse la paradoja de que su propia existencia dejó de
tener sentido al haberse logrado gran parte de sus aspiraciones, al menos de
derecho, en la inmensa mayoría de centros de enseñanza internacionales.
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